Publicado en A partir de 7 años, Cuento

Los exploradores del tiempo. Capítulo 1. Todo dispuesto para la misión

adorable blur bookcase books
Photo by Pixabay on Pexels.com

     El cuarto de Julián era como un laboratorio del futuro: tenía tubos que llegaban al techo con grandes gotas de agua luminosas que subían y bajaban, se oían sonidos de la naturaleza como el mar o el viento, también había una moqueta que parecía césped y muchos, pero muchos, aparatos raros que él encontraba.

     Julián tenía muy pocos amigos: él casi no hablaba y no le gustaba mirar a los ojos, además, no entendía los chistes, pero construía inventos geniales que a nadie más se le podrían ocurrir, y a los amigos que tenía les encantaba ir a su casa para utilizar sus invenciones.

selective focus photography of girl wearing cap standing beside flowers
Photo by Tuu1ea5n Kiu1ec7t Jr. on Pexels.com

     Estaba Paloma, a quien le gustaban los libros de misterio y de policías, y era extraordinaria en descubrir quién era el malo antes que los demás.

  Carla era muy valiente, siempre estaba corriendo, saltando y trepando, pero, a veces, se metía en líos por no pensar las cosas antes de hacerlas y sus amigos tenían que ir en su ayuda.

     Pablo era el serio del grupo: muy obediente, hacía sus tareas y estudiaba siempre, aunque al resto del grupo le encantaba chincharle un poco porque Pablo era muy gruñón, y sus amigos se lo pasaban en grande cuando lo sacaban de quicio.

boy wearing checked button up long sleeved shirt
Photo by Victoria Borodinova on Pexels.com

     Y Rafa era el más extraordinario: la gente lo miraba extrañada porque él hacía muchos gestos raros con la cara y, cuando se ponía nervioso, soltaba tacos sin querer, así que aprendió un truco: en vez de decir palabras malsonantes, trataba de decir otras más normales como “¡pepinillos!” o “¡tornillos desgastados!”, lo que provocaba, aún, más confusión entre la gente que estaba cerca, pero sus amigos se divertían de lo lindo cuando eso pasaba.

     El viernes por la tarde, estaban todos en el cuarto de Julián para conocer su nuevo invento: “la máquina del tiempo”. Este había descubierto que existían millones de agujeros negros microscópicos en la Tierra, que se podían utilizar para ir a un lugar del pasado. Un poco peligroso sí que era porque no sabrían a dónde irían pero, con tal de no perder el agujerillo negro que los había transportado, no pasaría nada; al menos, eso decía Julián.

     La máquina del tiempo era la tienda de campaña; allí habían colocado el ordenador de la mamá de Julián conectado a los mandos de la Wii. Cuando dispararan al agujerito negro elegido, todos se transportarían a un lugar en el tiempo; ninguno quería perderse esa oportunidad.

     Fue Carla la que eligió el agujero negro microscópico de todos los que se veían en el cuarto y, cuando Julián accionó el mando, el interior de la tienda se iluminó de color blanco intenso y, en un instante, desaparecieron de la habitación.

     Los exploradores del tiempo habían empezado su primera gran aventura.

Olga Lafuente.

Autor:

Amante de las letras. Escribo y leo mucho. Empecé con microrrelatos y relatos cortos, realizo retos para practicar y conseguir experiencia. Estoy trabajando para escribir obras más largas. Todo esto lo hago aquí, en mi laboratorio de escritura y mi cuenta de Twitter @Olga_Lafuente.

6 comentarios sobre “Los exploradores del tiempo. Capítulo 1. Todo dispuesto para la misión

    1. Gracias, María José, pero mucho me temo que no van a continuar. Existe ya otra familia que, aunque no tenga ningún tipo de peculiaridad, hace, también, viajes en el tiempo. Son «Los forasteros del tiempo» y estaban antes que estos de aquí.

      Le gusta a 1 persona

Deja un comentario