La nube Chaparrón
salió un día al balcón
y estaba tan lindo todo
que decidió dar un paseo,
con su sombrilla de sueños
y su vestido de algodón.
Mientras volaba por el cielo
vio a un niño triste y pequeño
que no podía salir
y gritaba a toda voz:
«Quiero que llueva, mamá.
Quiero mojarme un poquito
y jugar con los barquitos
de papel multicolor
que me regaló papá».
Así que a la nubecita
se le prendió el bombillito
de la imaginación
y entonó la cancioncita
de la lluvia y la alegría.
Y llovió.
Pero el niño no salió.
Es que no tuvo que hacerlo,
porque desde su balcón
se mojó en un chorro grande
que caía desde el techo,
mientras miles de barquitos,
bailaban con la canción
y las gotitas de agua
de la nube Chaparrón.
Imagen: Pixabay