CAPÍTULO 5
La siguiente quedada por videoconferencia fue por la tarde.
Ana, Jaime y Andrés, habían contactado a los dueños de todas las cuentas y explicado lo ocurrido. Les habían dado las nuevas contraseñas y pedido que no denunciaran, pero sí que les ayudaran a dar una lección a la ladrona de cuentas. Ahora Ruth estaba en serios problemas.
Ese proceso fue muy complicado, no todos contestaban y les creían. Afortunadamente, la mayoría eran del barrio y pudieron hablar con ellos en persona, enseñándoles las fotos de la libreta, como prueba de que decían la verdad.
—Esto es un delito grave —dijo uno de los afectados—. Mi padre es policía y no os cuento lo que podría caerle.
Ana jugaba con los cordones de sus tenis. Estaban sentados en el césped del parque. Se los ató con lazo pensativa y preocupada por lo que acababa de oír.
—Pero la situación es complicada —explicó Ana— Su madre está embarazada y ya avanzada y es prima de una amiga… Solo queremos darle una lección.
—Entiendo, pero el delito sigue siendo el mismo.
Ana se quedó sin argumentos. Ahora jugaba con un trébol.
—Hagamos una cosa —intervino Andrés—. Si la prima de mi amiga no rectifica y pide perdón a todos, se lo diremos a sus padres y tú al tuyo. Vamos a darle una oportunidad.
—Ummm… está bien. Os doy una semana.
—¡¡Es muy poco tiempo!! —protestó Ana.
Aunque sintieron alivio porque habían conseguido tiempo, organizar todo en una semana, era demasiado ajustado.
—Una semana. Lo siento.
Andrés quedó muy pensativo antes de hablar:
—Hay una manera de hacerlo en ese tiempo, Ana. ¡Vamos!
Y corrieron a casa de Marta, despidiéndose del hijo del policía con la mano:
—¡En una semana te vemos! —gritaron Ana y Andrés mientras se alejaban.
Cuando bajó Marta, fueron a casa de Jaime y desde allí se conectaron a la reunión de la tarde, para planificar la “estrategia de ataque”, como lo definió Simón.

—Hola a todos, ya hemos terminado de reunirnos con todos los propietarios de las cuentas que ha robado Ruth. Pero estamos muy preocupados, Marta —dijo Ana—. Una de las víctimas es hijo de un policía y…
—¡Ohhh! Debe ser Ricardo, lo conozco —le interrumpió Marta— y es archienemigo de Ruth. Creo se odian mutuamente. ¿Va a denunciar? ¿Y cómo mi prima se ha metido con él precisamente? La creía más inteligente, la verdad.
—Eso quería explicarte. Nos ha dado una semana para conseguir que tu prima pida perdón a todos.
—Es raro que haya aceptado. Ricardo es muy cabezota.
—Yo hablaré con Ruth —dijo Andrés de pronto.
Todos sabían que a Ruth le gustaba Andrés. Era muy buena idea, si alguien podía asustarla y hacerle entrar en razón era él.
—No me entusiasma la idea, pero no quiero que sea denunciada.
Continuará…
Me gusta cómo empiezan a resolver el problema, contactando con todos y añadiendo la adversidad y la presión del hijo del policía.
Me gustaLe gusta a 2 personas