YO NO SOY UN VÁNDALO
—¡Pedro, ven aquí ahora mismo!
Pedro miró hacia la profesora y Ruth de forma interrogativa.
Toda la clase guardaba silencio intrigada y no era para menos. La profesora de matemáticas era la tutora del curso, y cuando su voz sonaba así de enfadada algo grave había ocurrido.
El cuchicheo aumentó.
—¡Silencio!
Pedro escondió algo en su bolsillo y se acercó despacio, bajo la atenta mirada de la clase y la sonrisa maliciosa de Ruth.
—Saca ahora mismo lo que has guardado en el bolsillo, Pedro.
No podía estar sucediendo, si mostraba a todos lo que guardaba y sin poder explicar porqué lo tenía, iba a ser muy embarazoso.
—No es nada señorita Carmina —contestó algo nervioso.
—Eso lo decidiré yo.
Despacio, Pedro puso encima de la mesa de la profesora un pequeño objeto. Algunos en la clase se levantaron para poder verlo mejor.
Como Pedro imaginaba, unos rieron y otros cuchichearon lanzando absurdas teorías:
—¿Véis cómo tiene novia? Os lo dije. —Pedro reconoció la voz de aquel comentario, era Gustavo, un chismoso sin remedio.
—¡Todos a vuestras sillas! Esto no va con vosotros y el siguiente que se levante tiene un punto negativo o se queda sin recreo, ya lo veré.
Los alumnos volvieron a sus asientos en silencio. La señorita Carmina solía ser muy justa, pero también era implacable. Mejor no enfadarla.
Pedro miraba a Ruth intrigado, mientras ella disimulaba una mueca de desprecio. Ya había sido advertido por ella sobre su inminente venganza pero jamás imaginó que sería tan pronto. <<¡Acabamos de empezar el curso!>>, protestó mentalmente.
—¿Por qué tenías un pintalabios escondido en el bolsillo? —preguntó la profesora con seriedad.
En cuanto la señorita Carmina dijo “pintalabios” toda la clase murmuró y hasta algunos rieron.

—Por nada, señorita Carmina, solo lo guardaba —respondió Pedro.
—Quizás no he preguntado correctamente: ¿para qué guardabas ese pintalabios? ¿Ibas a pintar algo en las paredes del colegio? —la profesora miraba fijamente al acusado y no se percató de la cara de triunfo que le que dirigía Ruth a su compañero—. Explícamelo Pedro.
—Es algo personal y no quiero compartir el motivo con usted y toda la clase —contestó Pedro tajantemente.
—Entonces lo compartirás conmigo y con el director —amenazó la profesora Carmina.
A Pedro no le dio tiempo de reaccionar, en cuestión de segundos su profesora lo agarraba bien fuerte del brazo y lo arrastraba hacia el pasillo.
—¡Ruth, tú también vienes!
Esa frase intrigó más a Pedro, no se explicaba qué pintaba Ruth en todo aquello.
Continuará…
Uff. Se viene historia de suspense de las buenas y con cliffhanger incluido. 👏🏻👏🏻
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Qué manera de empezar tan intrigante.
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