Amaneció el día sin nubes, iba a ser caluroso, ideal para un baño fresquito en el lago del bosque.
Las ranitas gritaron:
—¡Venid todos al agua y nademos juntos!
Y todos los animales más jóvenes del bosque acudieron sin pensar.
Menos Casiopea, que prefirió quedarse en su caparazón porque estrenaba un sombrero nuevo, quería llevarlo puesto durante todo el día y no lo quería mojar. Además lo había hecho ella misma.
Sus amiguitos fueron a visitarla, y desde el jardín gritaban:
—¡Casiopea, corre, ven a jugar! ¡El agua está buenísima!
—¡Hoy no puedo, tengo un sombrero nuevo que he fabricado, y no me lo quiero quitar, pero tampoco estropear! —contestó desde dentro. Su voz parecía venir desde una cueva muy profunda.
Todos los animalitos se quedaron pensando.

—Pero Casiopea, ¿de qué te sirve llevar un sombrero nuevo tan bonito dentro de tu caparazón? Nadie podrá verlo —dijo una ranita.
<<¡Oh, es verdad!>>, se dijo Casiopea, que no se había dado cuenta de ese detalle.
—Además, el sombrero te puede proteger del sol hasta el lago, para eso sirve también —dijo su amiga la mofeta.
—¡¡Ya, pero en el lago se me mojará!! —gritó la tortuga Casiopea desde dentro de su caparazón.
Todos los amigos, menos el castor, se rindieron y se fueron a jugar al lago para darse un baño muy refrescante.
—Casiopea, ¿y si vienes con el sombrero puesto y cuando llegues al lago lo guardas de nuevo? ¡Te espero allí! —dijo su amigo el castor.
—¡Eso es! —dijo Casiopea.
Y sacó su cabecita con un hermoso sombrero azul.
En el lago todos le dieron la bienvenida.

—¡Es un sombrero precioso, Casiopea! Me encantaría aprender de ti y hacerme uno —le dijo la ardilla.
—¡Gracias! —respondió Casiopea muy contenta.
Y cada animal del bosque que pasaba cerca, alababa lo bonito que era su sombrero y lo bien que estaba hecho, y a todos Casiopea, muy educada, con un gracias respondía.
—¡Amigos! —dijo Casiopea cuando guardó el sombrero para nadar un rato—, hoy he comprendido, que cuando algo hermoso tenemos y sabemos hacer, no debemos guardarlo por miedo a estropearlo. Es mejor mostrarlo, inspirar y también cuidarlo.
Y todos disfrutaron del caluroso día de primavera con juegos, risas ¡y mucho baño!

Fin.