Rosa soñaba desde pequeña con las estrellas porque la luz que desprendían espantaban sus miedos. Su universo era el universo.

Quiso alcanzar las estrellas para que la oscuridad no invadiera sus pesadillas. Rosa creció y creció, pero siempre su vigilia y sus sueños debían ser iluminados por una lamparita que la hicieran sentir segura: el sol, de día; la luna y las estrellas de noche, hasta que creyó que no solo debía alcanzar las estrellas, sino que era mejor atraparlas, así la luz siempre estarían con ella.

¿Cómo conseguiría atraparlas?
Inventó una linterna con la que proyectaría su haz de luz hacia la estrella que quería y en ese mismo instante la atraparía.
Cada noche salía más y más lejos con su linterna, pues las estrellas más cercanas no estaban, ya las poseía. Sus miedos fueron desapareciendo porque toda la luz del universo la almacenaba, sintiéndose acompañada.

Pronto la oscuridad del cielo se hizo inmensa y Rosa se fijó una noche que la luna estaba muy triste.
—Luna, ¿por qué estás tan apagada? —Le preguntó Rosa atrapando su última estrella. —Mi luz es la misma de todas las noches, son las estrellas las que engrandecen mi brillo, pero ya no queda ni una con quien poder bailar y cantar. —Dijo la luna con la soledad grabada en su cara. —No tengo compañía para iluminar los sueños, que como tú, tienen otros niños.
Rosa se dio cuenta del error que había cometido, tenía que devolver las estrellas a su hogar. Sintió pánico, ya que sus miedos podían volver pero se armó con fuerza y valentía; cogió su linterna y se embarcó en un cohete con el que ascendería hasta más allá de la luna.

Debía enfrentarse a la oscuridad.
Flotando en la negrura del cielo percibió el silencio, la tranquilidad. No había miedos, ni ruido en su mente, solo paz. Abrió su linterna dejando en libertad las estrellas que volvieron a brillar en el firmamento.
Volvió a sentir que la calma del universo era su universo.

Autora: María José Vicente Rodríguez
Hermoso cuento que enseña que el miedo puede superarse y que la generosidad es luz. ¡Felicitaciones!
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Muchas gracias María. Es muy importante la gestión de las emociones, esa búsqueda de posibles soluciones para afrontar los miedos, en este caso.
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Muchísimas gracias María. El trabajo de las emociones es imprescindible.
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Brillante cuento Maria José, superar miedos, es a veces, identificar y descubrir la luz propia interior que cada uno de nosotros tenemos y que no reparamos en ello.Gracias por compartir.Un abrazo
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Muchas gracias. Es súper importante la gestión de las emociones, en este caso los miedos. La búsqueda de diferentes opciones para evitarlos y por último enfrentarse a ellos.
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Qué precioso cuento, María José. Lo has narrado de tal manera, que al final, hasta me he emocionado cuando Rosa se ha ido desprendiendo de las estrellas. Es como si simbolizaran los sueños y fantasías que vamos dejando atrás cuando nos hacemos mayores.
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Así es. La luna, de hecho, hace un guiño a lo mismo a lo que tú te refieres. Muchas gracias.
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