Las nubes tristes
se han ido.
Del cielo han desaparecido.
Se han marchado pues
los árboles ya no han
cantado su canción
que a las nubes habían
enamorado.
Busquemos las nubes,
esas que se han marchado.
Los árboles lloran.
Se están marchitando.
El sol sufre,
su calor todo lo
está abrasando.
La lluvia desespera,
las nubes con ellas
se las han llevado.
Que vuelvan las nubes
dicen los animales
mirando al cielo,
esperando su regreso.
Los árboles cantan
esperando que las
nubes escuchen su
llamada.
¡Por ahí!
Gritan las aves.
La tormenta se acerca.
Las nubes llorando de
alegría regresan.
Todos están felices.
Las nubes regresan.
La lluvia riega.
El sol desaparece.
Los árboles vuelven
a estar verdes.
Autor: ikormar
Es la hora
Es hora de comenzar
a soñar, la realidad
puede esperar.
Razonar no está de más,
pero la imaginación hay
que dejarla volar.
Que extienda sus alas,
si no, se marchitarán
como las hojas de las flores
a las que hace falta regar.
Deja que vuele libre.
No hagamos caso a quién
en la razón quiere oprimirte.
Es hora de alcanzar este
tren que nos espera en el
andén.
Recorrer cada parada,
estación,
sensación,
emoción,
a la que estemos
destinados a llegar.
Y si el destino es distinto
a lo que el viaje ha establecido,
cambiémonos de sitio
y viajemos siendo dueños
de nuestro camino.
Extendamos las alas de
la imaginación.
Juguemos una partida
de cartas con naipes de
nubes blancas, negras
o pardas,
esponjosas o densas.
Seamos capaz de jugar a
marcar un gol usando la
luna como balón.
Creámonos capaces de
iluminar nuestras noches
con un sol como bombilla
de nuestra habitación.
Creámonos capaces de
realizar todos nuestros
sueños.
Es hora de comenzar
a volar, a caminar
a través de senderos
y puentes que a nuestros
sueños nos conducirán.
Vuela
¿Quieres volar?
Vuela con alas
de papel.
Entre trazos de tinta
que te muestre los
siete mares, convirtiéndote
en un valiente marinero
batiéndose contra
temibles mares y
tempestades en
busca de su amor o
su tesoro.
Un pirata bondadoso
que va cantando en
la proa dichoso.
Vuela sobre
bosques oscuros y
tenebrosos,
o completamente luminosos.
Baila el cántico de viejos
trovadores del brazo de hadas,
elfos u hombres.
Vuela sobre castillos
de caballeros y princesas.
Cabalga a lomos del
más indomable corcel.
Vuela sobre tierras
sin fronteras conocidas.
No hay libro demasiado
grande, ni sueño pequeño
para quedar olvidado en
la caja del olvido.
Vuela sin miedo.
Invisible
Soy invisible,
así me siento.
Sin ser capaz de que
nadie escuche mis sentimientos.
Lo que dentro llevo,
lo que soy,
lo que siento.
Apartado en la esquina
del silencio.
Me miró en el espejo,
solo yo me veo.
Me quiero mostrar
pero no puedo.
Nadie me mira,
a nadie intereso.
Todos ajenos, me
relegan a este invierno
perpetuo.
Pero no desespero,
seguiré viviendo,
caminando,
sonriendo,
mostrándome al mundo
tal y como pretendo,
con sentimientos,
con hermosos momentos,
sin ignorar a nadie ni
sintiendo que soy superior,
ni mejor.
Seguiré caminando hasta
llegar al horizonte
de los sueños
que me he propuesto,
no esos que me quieran
imponer.
Soy invisible
¿y qué?
Yo me muestro,
lo intento.
Soy visible para
quien me quiera ver.
No desespero.
Solamente espero,
pero no me detengo.
¿Me quieres ver?
En el parque
Dos columpios tristes
y distantes.
Ya no hay nadie.
Los niños se divierten
en otra parte.
Consolas, móviles, juguetes
que les hacen distantes.
Ya casi nadie va a divertirse
al parque.
Los columpios languidecen
entre recuerdos de días
mejores.
El silencio ya no se llena
de risas.
Los niños por ahí ya
no se prodigan.
Los columpios lloran
la ausencia de las
inocentes risas.
Pero la esperanza renace
con cada nuevo juego
que en el parque se
pergeña.
Saltando tras la luna
¿Porqué no estar saltando
tras la Luna?
Intentando alcanzarla,
siempre con la sonrisa
en la cara.
No hay mayor ilusión que
los sueños que creemos
irrealizables,
pero ahí están
esperando que demos
el salto adecuado
para poder alcanzarlos.
Bajar la Luna al suelo,
a nuestro lado
Entregártela envuelta
en papel de regalo.
No dejemos de saltar
hasta alcanzar la Luna
Nuestros sueños están
a un salto,
esperando.
¿Somos diferentes?
¿Somos diferentes?
¿Qué es lo que sientes?
Manos entrelazadas
unidas creando un
nuevo mañana,
sin ver del color
que son, ni el origen,
ni su condición.
Manos de niños que
piensan en diversión.
La misma ilusión.
La misma risa que
brota de su interior.
¿Qué más da el color,
religión, condición o país?
La sonrisa no es diferente,
ni el corazón que late a la
izquierda, ni la roja sangre
que fluye por nuestras
venas.
¿Somos diferentes?
Dime qué es lo que sientes.