Hay de mil tipos
y tamaños;
en ella nunca
serás un extraño.
Te querrán y cuidarán
seas chiquito o mayor,
vivan cerca o lejos
estarán en tu corazón.
Porque la familia
tiene el poder
de dibujar lo invisible
para que el amor puedas ver.
Hay de mil tipos
y tamaños;
en ella nunca
serás un extraño.
Te querrán y cuidarán
seas chiquito o mayor,
vivan cerca o lejos
estarán en tu corazón.
Porque la familia
tiene el poder
de dibujar lo invisible
para que el amor puedas ver.
Gara sueña descalza
para no estropear
sus sueños,
imagina mil aventuras
en las que triunfa
por su empeño.
Fantasías de mil colores
la acompañan
cada día,
su camino, un arcoiris,
por el que salta
con alegría.
Gara sueña mil sueños,
de los que solo ella
es la reina.
Gara busca lo que quiere
y sonríe si el viento
la despeina.
Sofía se aburría
encerrada en su casa.
quería ir al parque
o jugar en la playa.
Sofía se aburría
sin ver a sus amigos,
por mucho que pensase
no encontraba peor castigo.
Sofía se aburría
pensando en el aburrimiento,
los días eran eternos,
¡te juro que no te miento!
Sofía se cansó
de tanto aburrirse,
encendió su imaginación,
¡ya era hora de divertirse!
El pingüino Marcelino
es un famoso adivino.
Ve todo lo que pasará
en su bola de cristal.
Sabe cómo te llamas
y que duermes en la cama.
Que cuando dices achís
es porque te pica la nariz.
Que piensas que te estoy vacilando
con las tonterías que te estoy contando.
Pero, cuidado, si te estuviera mintiendo,
¿cómo sabe que ahora te estás riendo?
Abracadabra.
Traigamos la magia,
borremos con sonrisas
todas las lágrimas.
Abracadabra.
Abracémonos fuerte,
mirando a los ojos
a quien tenemos en frente.
Abracadabra.
Pintemos el futuro,
llenemos de esperanza
las sombras de este mundo.
Abracadabra.
Tendamos nuestas manos,
en ellas está la paz,
porque todos somos hermanos.
El dragón Gargolón
vivía en un reino lejano,
escondido en una cueva
porque temía a los humanos.
Un día, la princesa Eli
y el caballero Rubén,
en busca de aventuras,
se encontraron con él.
Gargolón les gritó al verlos:
«¿Quién les ha invitado a mi cueva?».
«Tranqui colega», dijeron Eli y Rubén,
dejando en el suelo sus espadas nuevas.
«No sabíamos que vivías aquí,
¿por qué no nos acompañas?
Iremos juntos en busca de aventuras
a través de mares y montañas».
Gargolón, que estaba un poco aburrido
de estar solo todo el día,
aceptó la oferta
con mucha alegría.
Juntos vivieron mil aventuras,
a cual más disparatada.
Cuando me las contaron
¡yo terminé chiflada!
Continuará…
El fantasmita Balulú
no tenía amigos
con quien jugar,
se sentaba solo en el parque
y se ponía a llorar.
Llegó nuevo a un colegio
donde todos los fantasmas
ya se conocían,
nadie hablaba con él
¡parecía que no lo veían!
Pero un día todo cambió
al convertirse en el campeón
de un juego de clase,
y es que en mates no había
fantasma que le ganase .
Cuando le preguntaron
a Balulú qué premio
le gustaría ganar,
dijo sin dudar:
¡que ningún fantasmita
esté solo nunca más!
La sonrisa
del hada Felisa
se perdió una mañana.
Ella, con su varita,
intentó recuperarla.
Pero nada por acá
y nada por allá,
su sonrisa
seguía sin encontrar.
El ratón Ramón
observaba todo
muy atento
y se acercó
a Felisa
para contarle
un cuento:
«Érase una vez
una niña
muy traviesa,
que siempre
tenía una sonrisa
de oreja a oreja.
Pero un día
su mejor amiga
se fue muy lejos
y ella no sabía
qué hacer con
sus sentimientos.
Poco a poco
descubrió
que las lágrimas
eran la mejor tirita,
para que las penas
se hicieran chiquitas.
Y, una vez curadas,
volvió a jugar,
luciendo aquella sonrisa
tan especial».
El hada Felisa
aprendió la lección:
no había magia
que cambiara
lo que sentía
su corazón.