Publicado en A partir de 10 años, Cuento

Ni un escarabajo pelotero (Los viajes de Lotay) 1° Parte

Continuación de https://revistacometasdepapel.com/2022/05/26/el-rio-esta-hecho-un-desastre-los-viajes-de-lotay/

El grupo de chicos y chicas junto con los padres y maestros se levantaron muy pronto para la excursión montaña abajo y seguir investigando qué daños se habían producido en el medio ambiente.

Era el último día de excursión y volverían a la aldea por la tarde, de manera que todos se iban a tener que aplicar en encontrar qué era lo que provocaba la enfermedad de su morera centenaria.

Bajaron junto al río a paso lento fijándose en cualquier detalle que les diera alguna pista, y Reyna aprovechó para hacer lo que más le gustaba, buscar insectos. Pidió a Lalo que la acompañara porque él era el más pequeño y no pondría ninguna pega, y se fueron a un prado cercano donde Reyna estaba segura que encontraría toda clase de mariposas.

Lotay, Santi y Karam dijeron que su investigación se iba a centrar en comprobar los peces que había en el río, pero la realidad es que lo que buscaban era chapotear y revolcarse en el agua.

Cada cual hizo lo que más le gustaba: se bañaron, corrieron, los padres pasearon e, incluso, el padre de Karam se tumbó al sol.

Reyna y Lalo volvieron del prado con una noticia.

—¡Atención todos! —A Reyna le gustaba mucho que la escucharan cuando ella hablaba—. Lalo y yo hemos estado en el prado para buscar insectos, que ya sabéis que entiendo algo de eso porque me estoy preparando para entomóloga… —A Reyna también le gustaba mucho hablar de sí misma—, y ¿sabéis qué ha pasado? —Miró a su alrededor para asegurarse de que todos la escuchaban. Lalo puso los ojos en blanco.

—¡No hemos encontrado nada! —exclamó la niña cruzando los brazos ante su cara y abriéndolos de golpe.

—¡Buah! Ya estamos otra vez —refunfuñó el maestro explorador.

—Pero…na-da na-da —decía Reyna cruzando y descruzando los brazos ante la cara cada vez que pronunciaba la palabra nada.

Reyna aprovechó para hacer lo que más le gustaba, buscar insectos.

—Es verdad —dijo Lalo muy serio — . Yo he buscado escarabajos peloteros para tener uno como mascota, pero no he encontrado ninguno.

—Estoy harta de decirte que no metas porquerías en casa —le regañó su madre.

—Bueno… —interrumpió el maestro explorador dando dos palmadas —. Vamos a ver qué pasa porque esta noche quiero dormir en mi cama.

E inmediatamente, subió la cuesta que llevaba al prado sin bichos seguido por todos los demás que resoplaban casi sin aliento. Allí, el maestro explorador junto con el jardinero comprobaron que Reyna y Lalo decían la verdad.

El maestro agricultor se había apartado a otro lugar y volvió diciendo que con las abejas de sus colmenas había pasado algo parecido y casi habían desaparecido.

—No es nada bueno, no señor —repetía el maestro agricultor negando cabizbajo—. Si desaparecen mis abejas, mis plantas no tendrán frutos y perderemos todas las flores.

(Continuará)

Olga Lafuente.

Autor:

Amante de las letras. Escribo y leo mucho. Empecé con microrrelatos y relatos cortos, realizo retos para practicar y conseguir experiencia. Estoy trabajando para escribir obras más largas. Todo esto lo hago aquí, en mi laboratorio de escritura y mi cuenta de Twitter @Olga_Lafuente.

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