—Abuelo, ¿cómo celebrabais la Navidad cuando eras pequeño? —preguntó Sergio.
—Era diferente. No había tantos platos en la mesa ni tantos regalos. Mi madre decía que los verdaderos regalos, los hacíamos nosotros con nuestras manos. Y nos enseñó un juego.
—¿Qué clase de juego?
—Hacíamos unas tarjetas de Navidad donde escribíamos agradecimientos, disculpas y deseos personalizados para el siguiente año, para cada uno de los miembros de la familia. —El abuelo, Enrique, pensó que sería buena idea hacerlo con su nieto, pero que seguramente lo vería como una tontería y avergonzado cambió de conversación.
El día de entrega de los regalos, Sergio se levantó de un salto. Había estado trabajando mucho en la idea que su abuelo le había dado y quería ver la cara de su familia. Era la primera vez, que se emocionaba más con dar que con recibir un regalo. Uno a uno abrieron el sobre y tras su lectura esbozaban una sonrisa o lloraban emocionados.
A su madre le agradeció las horas que había invertido en ayudarle con los deberes. Le pidió disculpas por no tener siempre su cuarto ordenado y prometió que cuidaría más de sus cosas y no las dejaría por medio. Como sabía que detestaba bajar la basura, una tarea que le correspondía a ella, le ofreció un bono de: «15 veces tiraré la basura por ti».
A su padre, le agradeció el tiempo que había invertido en llevarlo y recogerlo del colegio y de los entrenamientos; y que le dejara escoger siempre la música, aunque sabía de sobra que no le gustaba nada. Le pidió disculpas por imponer siempre la suya y acordó que, en compensación, él la elegiría durante tres meses. Y pasado ese plazo, un día cada uno. Le hizo una pegatina para el coche para que quedara constancia del acuerdo.
A su abuelo, le dio las gracias por contarle historias que siempre le hacían reír o soñar. Le pidió perdón por protestar cada vez que le preguntaba por cuestiones relacionadas con el ordenador y el móvil. Le hizo un vale de 30 horas de clases y este cuento que se lo dedicó con mucho cariño.
Alicia Adam
A petición de María José Vicente (para el alumnado del colegio al que acude su hija).
Es muy hermoso y profundo. Es muy importante este mensaje para los más pequeños. Me ha encantado💕🥰💕
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Gracias 🙂
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Fantástico cuento, a los niños les encantó. Se leyó en mi colegio.
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Gracias por contar conmigo para hacerlo.
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Un texto para rescatar cada Navidad y leer con los más pequeños.
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Me ha encantado la acción realizada. En mi opinión es una muy buena idea para hacer un regalo y una buena lección.
Me ha encantado. Lo recomiendo mucho.
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