Publicado en A partir de 4 años, Cuento, Educación Emocional

¡Reina y el Gran Escenario!

Cuento inspirado en Muñeco de Cuenta Instagram @croche_dicas_brasil_

GRACIAS POR LA INSPIRACIÓN PARA ESTE CUENTO

En un inmenso escenario, el más grande de todos, visto y por haber, vive una dulce flor llamada Reina. El escenario es la gran pradera de Archester, dónde ella se levanta todas las mañanas saludando al gran astro solar, EnSol.
En su mundo el Sol, es el dios más grande junto con LluVil, la diosa de la lluvia, estos son sus dioses de la Naturaleza.
Reina vive tranquila, jugando con sus amistades, haciendo sus tareas… Pero este año, es diferentes… esta al caer su cumpleaños y le preocupa, normalmente le encanta cumplir años y el despliegue que se hace en la pradera, pero este año… Si fuera por ella, se lo saltaría.
-Mama…, de verdad que no nos podemos saltar este año mi cumple…. -pregunta Reina por cincuentena vez a su madre.
-¡No cariño!, y mucho menos este año… Tu hermana ya tiene todos los preparativos hechos. Tú padre ya ha hablado con EnSol para que el despertar sea espectacular, tu hermano Cristol, ha hablado con los colibrís para que estén allí…. Y sabes que es un honor, no han estado en ninguna de las celebraciones de ninguna flor desde hace décadas…
-Lo sé, mamá… Pero por eso lo pregunto, si lo podemos aplazar… -Insiste Reina con voz triste.
-No entiendo qué te pasa, cariño… cualquiera en tu lugar estaría pletórica, emocionada, nerviosísima…
-Cualquiera en mi lugar, no soy yo… Sería otra persona. ¿Y qué pasa si me quedo sin voz? – pregunta Reina nerviosa.
-Eso no pasará, ninguna flor se ha quedado sin voz nunca… -dice su madre encantadísima por la situación.
Pero parece ser que sólo su madre está contenta, porque Reina no lo está, su cara es triste, su cuerpo esta encogido y sus ojos están muy cerrados; no tiene ganas de mirar a nadie, esta cabizbaja.
Es extraño, ella es una niña muy feliz que siempre va cantando, saltando y jugando por todos los rincones y a todas horas. Y con sus amigos los colibrís, que le acompañan siempre.
Su sitio preferido para quedar con ellos es el Alzimar de los Alvestrus, donde toca el agua del río con la gran pradera y se ven las montañas nevadas a lo lejos, pero hoy… Hoy… Reina no ha ido… – ¡Qué raro!, siempre es puntual….
Los colibrís se quedan desconcertados…
Caminando por la pradera, está Zimzubea, una abejita muy curiosa.
De pronto oye un lloro muy intenso que no sabe de dónde viene, así que alza su vuelo y se pone a buscarlo, es un sollozo desconsolador.
Va mirando por todas partes, debajo del Alzinar, entre los arbustos, cerca del pasto… Y después de un buen rato, debajo de una gran hoja verde le parece ver algo, entrecierra los ojos y fija su mirada en ese punto…
Y allí está, es nuestra amiga Reina.
Zimzubea, baja al suelo haciendo que sus alas dejen de moverse, se acerca con cautela y de manera sigilosa para no asustar la.
-Hola, ¿qué te pasa?, ¿porqué estás tan triste? -le pregunta con voz suave esperando una respuesta.
Reina la mira con los ojos llenos de lágrimas, su boca hacia abajo temblorosa y sin poder mediar palabra.
-¿No puedes hablar…? -le dice Zimzubea, y continúa…
-Si que es grande el disgusto que tienes, si hasta tus hojitas se están marchitando de tanta agua… ¡Ven!, ¡vamos, dame tu mano!… Iremos a que te dé el Sol, él hará que te sientas mejor, secará tus hojas y todo tu cuerpo cogerá calorcito, ya verás…
Reina le da la mano y la acompaña tímidamente.
Se sienta en la orilla del río, sin que sus pies toquen el agua, reclinada hacia atrás con las manos apoyadas en el suelo y la cabeza mirando hacia arriba, empieza a sentir como los cálidos rayos del Sol, le van secando poco a poco.
Cada uno de sus pétalos dejan de tener esa sensación de tristeza, se siente mucho mejor; incluso cierra sus ojos para llenarse toda de él.
Al abrir los de nuevo y mirar hacia su izquierda, se encuentra con la sonrisa, de su nueva amiga, de oreja a oreja y sus ojos llenos de emoción, por el buen resultado que ha tenido su idea.
-¡Qué bien, que estés mejor!, ahora ya me podrás explicar que era lo que te pasaba. -le dice Zimzubea.
Reina le ofrece una sonrisa dulce y le explica cuál era su preocupación.
Al acabar, Zimzubea se hecha las manos a la cabeza y exclama:
-Ahora lo entiendo todo, pero no es necesario ponerse así. ¿Tú sabes que todo tiene solución? -afirma Zimzubea.
-Sí que lo sé, pero a esto no sé encontrar ninguna que me guste a mí. ¡En todas sí o sí lo tengo que hacer, y no quiero! – dice Reina
-Vamos a pensar, estoy segura que entre las dos podemos encontrar la manera para que puedas hacerlo sin sentirte mal. Porque no hacerlo, no es la solución. ¿Verdad?
-Así, es… ¿Pero cómo haces algo que te da mucho, mucho miedo?
-Bueno, a veces es tan sencillo como cerrar los ojos, respirar profundamente y por dentro decirte un millón de veces, no pasa nada, Tú puedes hacerlo, volver a respirar y ¡hacerlo! Esto con las cosas que no tienes que moverte, porque si tuvieras que moverte con los ojos cerrados no puedes.
-¡Oh!, ¡Qué bien!, esto me puede servir a mí, porque yo no tengo que moverme, ¡Que bien, que bien!… -dice contenta Reina.
-Bueno… Hemos dado un pasito más, esto es importante. Ahora dime qué más te da inseguridad… -le pregunta Zimzubea.
-Es muy sencillo, no voy a estar sola, me gusta estar sola, a mi aire sin que nadie me mire y allí no voy a estar sola, es todo lo contrario…, yo no quiero ir… -dice Reina, y su tono de voz cambia de nuevo.
-A ver, cierra los ojos…
-Sí…
-Vale, ahora contéstame…
-Dime…
-¿A quien ves?…
-No veo a nadie… -dice Reina.
-¿Entonces…?, ¿Hay mucha gente… O estás sola?
-Pues la verdad, es que con los ojos cerrados estoy… Estoy… ¡Sola!, ¡Es genial, estoy sola!, ¡Que alegría!… -grita Reina emocionada y se pone a saltar.
Pero de pronto, baja de su nube y le dice…
-Pero… ¿Qué pasa si abro los ojos…?, ya no estaré sola… Y entonces… -antes de que pueda continuar, Zimzubea le dice:
-Yo estaré allí para que puedas mirarme a los ojos y sentirte segura para seguir adelante, además EnSol, también estará allí para darte calor y alegría…
-Y nosotros también estaremos allí para arroparte y sonreírte. -dicen unas vocecitas conocidas para Reina.
Reina se gira y los mira atónita sin saber que decir, y después de un corto silencio les pregunta.
-¿Cuánto tiempo lleváis aquí?
-El suficiente para saber lo que te pasa. -dicen los Colibrís.
Reina cierra los ojos y mira al suelo entristecida, todo el recuerdo de su miedo le hace volver a sentirse fatal… Pero esta vez es diferente, al abrir los ojos mirando al suelo, ve los pies de su nueva amiga, Reina levanta la cabeza le mira a los ojos y le sonríe diciendo:
-Esta vez es diferente, porque tengo una solución y si no funciona, os tengo a vosotros para sentirme fuerte y valiente. ¡Estoy preparada para Mañana!
Y en ese mismo momento, Reina se pone a jugar y saltar con Zimzubea y los Colibrís, olvidándose por completo de todo. Juegan y juegan, ríen, saltan y cantan, hasta que se hace de noche y cada uno se va a su casa.
-¡Hasta mañana!, recordar, nos vemos a las siete de la mañana en la pradera, la pradera más grande del mundo, mi escenario. -dice Reina con una sonrisa de oreja a oreja.
-Hasta mañana… – se despiden todos.

Por la mañana Reina estaba muy nerviosa, pero tenía algo que antes no tenía, CONFIANZA, confianza en ella misma y en que todo iba a salir bien.

Mientras se aseaba en el lavabo y acicalaba sus pétalos iba susurrando la canción,

YA ES MAÑANA

Publicado en A partir de 8 años, Educación Emocional, Recursos para docentes

Siempre es Navidad

Soy Amanda, una de las elfas de Santa. En nuestra sección todos los elfos tenemos nombres muy peculiares: Amor, Alegría, Salud, Felicidad… y Soledad. Sí, Soledad, no pega para nada con la temática de nuestra sección. Lo sé. Todos los elfos lo sabemos. Nadie comprendía por qué Papá Noel la puso en nuestra sección y, menos aún, por qué era ella quién dirigía todo el cotarro. Al menos, de entrada. Porque después de aquella noche, una noche cualquiera, donde la luna se entristecía más de la cuenta y se replegaba tanto sobre sí misma que apenas se veía en el horizonte, lo comprendimos todo en un plis plas.

Vamos por pasos, como dicen las maestras de mates cuando hay que resolver un problema complicado.

Soledad revisaba las cartas de los niños y de las niñas y nos leyó lo siguiente:

Querido Santa. Lo único que deseo para este año es que papá y mamá vuelvan a estar juntos. No como novios. No. Solo para la cena de Navidad. Quiero que podamos sentarnos en la misma mesa a cenar sin que discutan. Es difícil. ¿Crees que podrás? No importa que no sea en Navidad, puede ser cualquier día. En lo único en lo que ambos están de acuerdo siempre es que siempre es Navidad. Bueno, y en que me quieren.

            Tu amigo por siempre jamás, Sergio.

Soledad mientras leía la carta, lloraba. No como hacen por la tele. Lloraba de verdad, de forma silenciosa y reposada. Creo que cada lágrima le daba un pellizco en el corazón, porque se llevó la mano al pecho en más de una ocasión.

―¿Qué hacemos? ―preguntó con menos entusiasmo del habitual Felicidad.

―¡Una carta, una carta! ―repitió Entusiasmo corriendo al escritorio. En cero como dos segundos ya estaba de vuelta con papel y lápiz.

―¿Y qué le vamos a poner? ―Salud, no estaba muy convencida con la solución propuesta. ―Quizás no la lean o no se la tomen en serio.

―Creerán que es falsa ―dijo Soledad con una tristeza que no cabía en ningún patio de colegio.

Todos los elfos se pusieron tristes. Incluso Felicidad derramó una lágrima.

―¿Qué hacemos entonces? ―Amor iba de un lado a otro abrazando a todos los elfos para que se sintieran mejor.

―Vamos a escribirle una carta a Sergio. Santa recibe cientos de cartas similares cada año. Le pediremos a uno de nuestros embajadores rojos que hay repartidos por todo el mundo que se la dé. En su colegio va uno de ellos. Se la haremos llegar.

Soledad cogió el papel y lápiz que le ofreció Entusiasmo. Escribieron una carta, no una cualquiera. No. Escribieron una carta salida de todos los corazones élficos de la sección. Era tan bonita que lloraron y lloraron. De hecho, la sellaron con lágrimas de elfos. Una señal de buena suerte en el mundo mágico. Eran lágrimas que comprendían la Soledad del niño, claro, y también le ofrecían todo su amor, alegría, entusiasmo, felicidad… y un sinfín de emociones hermosas.

¿Te atreves a escribir esa carta? Seguro que será estupenda. Puedes añadirla en comentarios en la entrada.
Publicado en A partir de 16 años, Alta sensibilidad, Educación Emocional, Poesía

Fuerza a cada Instante

Borrar todo de la cabeza, y dejar de pensar o pensar en nada.

Calmar la mente y las palabras necias, pues cada día es único y es diferente.

Cada día es un instante

Cuando la vida te pone una gran prueba, tan grande que se paran hasta las ruedas,
de las horas y los minutos que ruedan
en cada instante…

todo en tu vida se detiene, se para… para conseguir lo Todo y Nada

Cuando cada dia al acostarte,
has de hacer borron y cuenta nueva,
para levantarte con ganas de
seguir adelante.

De encontrar lo que ni tu sabes

Que cada día sea nuevo
y la ilusión invada tu cuerpo,
por encontrar lo que en este momento
es tan necesario para crear tu cuento.

Que la vida, la fe y el esfuerzo, traigan a tu momento lo que realmente estas buscando, con todo tu adentro

Delia Serrano
Siempre hay fuerzas
para seguir y encontrar lo
que es para ti.

Delia Serrano Moirón Terapias de Energía y Talleres Creativos Escritora e Ilustradora Instagram: @brilla_mas_y_mas @_Ilusionarte__

Publicado en A partir de 16 años, Alta sensibilidad, Educación Emocional, Poesía

Abriendo Puertas, cerrando heridas…

Un silencio, una palabra
una sonrisa en la nada…
un vacio que nadie escucha
y el eco abraza.

Una rosa, un color
un poema lleno de amor
dónde la vida da paso
a un nuevo comienzo
en el camino incierto.

Una luz, una sonrisa
una ilusión truncada
por el paso del tiempo
abrazando la nada
y gozando del vacio
de la nueva palabra.

Una quietud, un deseo
una meta y un camino
que trazan un nuevo destino
entre palabras y abrazos
yo siempre, voy a estar contigo.

Una mirada, un aliento
y un suspiro
que abren la mente,
al más niño…
Confía en tu destino
coge a Esperanza de la mano
y haz que sea tu sino.

Abraza al miedo, la incertidumbre
y la tristeza, siente dentro de ti
como vibra cada una de ellas.
Esto te indica mi niña,
que estás viva y tu también sueñas.

Permitete volar
sentir que la vida te quiere
y te abraza y entre piso y piso
te muestra TU VERDADERA ALMA
coincidiendo con la persona
que amas.

No es fácil encontrar el cielo
en la tierra,
un nuevo hogar para construir
lo que de verdad amas.
Mantente viva, con cada día
lo que no amas y creas nuevo
en el Alma.

Confianza y Seguridad.
Camina con Fuerza
Y lo Conseguirás.

Delia Serrano

Publicado en Alta sensibilidad, Altas capacidades, Educación Emocional

¿Qué haces? – Cuento para reflexionar

– ¿Qué haces…? Le pregunta el pequeño mientras la observa sentada en el muelle balanceando sus pies sin sentido delante y atrás, mirando al cielo mientras sus ojos dejan caer dulces lágrimas saladas.

Ella lo mira y con una dulce voz entristecida le dice:- Contemplando los pedazos de mis sueños que se han ido al cielo.

Él la mira extrañada y le dice:- Lo que hay en el cielo son estrellas… ¿las miras a ellas? – le pregunta mientras le sonríe.

– Si pequeño, las miro a ellas. Son los pedazos de mis sueños rotos. – Tal y como acaba de decir estas palabras, vuelve a su posición inicial.

Nico, tan sólo tiene tres años y hay cosas que no llega a comprender, pero le gusta mucho escuchar y esta chica ha llamado mucho su atención.

– ¿Puedes explicarme porqué son los pedazos de tus sueños rotos?

– Claro que sí pequeño, ven siéntate aquí a mi lado. – Le dice Agata al mismo tiempo que palmea con su mano izquierda justo al lado de donde ella está sentada.

Verás… Hace un tiempo atrás conocí a una gran persona que me abrió horizontes inalcanzables para mí, me explicaba ideas y sueños que jamás se abrían pasado por mi cabeza, y me deje llevar… volando con sus palabras, sus sueños y sus grandes ideas de todo lo que podría hacer con el cuento que había escrito.. La ilusión y la magia me embriagaron y entraron en mi corazón avivando cada poro de mi piel y haciendo sentir más viva que nunca, creyéndome que todo aquello sería cierto para mi y se haría realidad… Que por fin mis cuentos y mis palabras llegarían a millones de niños para transmitirles mi magia… Qué bonito, verdad…

Agata agacha su mirada hacia el mar y suspira…

– Ahora estoy en un mundo nuevo, dónde no conozco a nadie y dónde no creo vaya hacer grandes contactos… Aislada por las lluvias y el miedo de las personas las palabras no llegan del mismo modo a mi vida…

Y aquellos sueños llenos de magia… se perdieron cuando su voz tras el auricular me confesó que todo aquello había sido un sueño…

Mi pequeño reloj de arena, se paró cayendose al suelo rompiendose en mil pedazos y su arena dorada salio volando por la ventana… Subió y subió tan alto que esa noche el cielo se cubrió de estrellas doradas.

Y ahora en su lugar… No me queda nada… – Dice Agata mirando al pequeño mientras tira una piedra a la noche oscura.

– Pero… – susurra Nicolás.

Y mirádola a los ojos al mismo tiempo que le levanta su barbilla con ternura, le dice:

– Te queda todo.

Agata lo mira inocentemente y le sonríe con dulzura.

– No es cierto pequeño, sólo queda un nudo en la garganta lleno de falsas esperanzas y un gran dolor…

Él la mira a los ojos, le sonríe y desaparece entre la noche.

Agata se queda pensativa mirando hacia el punto donde ha desaparecido el pequeño, esperando que vuelva sin resultado.

Al levantarse de allí tropieza con una pequeña botella de cristal medio llena de arena y con un tapón de corcho bien cerrado.

Mientras camina hacia la luz del paseo recuerda con ternura la mirada de aquel muchacho, sus ojos llenos de vida e inocencia chisporroteantes mientras le explicaba su historia y ella sonríe con el recuerdo.

– Te queda Todo.

Esas palabras danzan dentro de la cabeza de Agata, cada vez haciéndose más fuertes…

Te queda todo…

Por un momento siente como su interior se llena de nuevo por completo, al mirar en el interior de la botella y ver mil estrellas nuevas para ella y un papel el medio que pone.

TE QUEDA TODO para empezar de Nuevo y Creer En Ti.

Aquí tienes este pedacito de cielo con un millón de estrellas Nuevas para que en la Nada puedas Crear de Nuevo TU SUEÑO.

Con cariño Nicolás tu pequeño Amigo.

Adelante.